Intolerancia a la fructosa, ¿qué hacer?

intolerancia a la fructosa

La mala absorción de la frutosa  quizás no es muy conocida, sin embargo muchas personas lo padecen. Afecta  entre un 40 a 60%. Hablamos de intolerancia a la fructosa. Para entender a qué me refiero hay que explicar lo que es la fructosa.

La fructosa es un azúcar simple que se encuentra básicamente en las frutas, pero también en la miel y algunas verduras. Y no nos olvidemos que en muchos alimentos procesados.

Puede que sepas que la glucosa es otro azúcar que consumimos regularmente y que necesita de la insulina producida por el páncreas para metabolizarse, es por eso que los diabéticos deben tomarla, puesto que su páncreas no la crea.

La fructosa no tiene la misma vía de metabolización, ella lo hace a través del hígado va por otra ruta que la convertirá en glucosa, glucógeno y lactato.

Cuando comes una fruta por ejemplo la fructosa se absorbe a través de la mucosa del intestino delgado mediante sus vellosidades, si no tienes problemas podrás tolerar 50 gramos cada vez que comas, no obstante si eres intolerante tan solo 25 gramos e incluso hay personas que solo 5 gramos.

Pues bien, la glucosa que no se absorbe se retiene en el intestino y producirá putrefacción por la fermentación que tendrá ese azúcar.

Hay que decir que hay varios tipos de intolerancias una genética llamada fructosemia que tiene más relación con la absorción a nivel hepático de la  enzima aldolasa B. Puede ocasionar síntomas muy graves. Otra llamada fructosuria benigna que se produce por un déficit hepático de una enzima llamada fructoquinasa, es muy rara, no da síntomas solo puede detectarse por altas concentraciones en sangre que finalmente se eliminan por orina sin más consecuencias.

La más conocida es la intolerancia a la fructosa o mala absorción de la misma, cuyo problema principal es que le falta el trasportador GLUT5 que la lleva desde el intestino a la sangre y esa al hígado.

Hay otro trasportador GLUT2 que transporta otros azúcares simples como son la glucosa y la galactosa pero también la fructosa. Ese transportador se producirá por la ingesta de dichos azúcares por lo que si se toma alimentos que contengan más glucosa ayudará al transporte de la fructosa, así que es razonable que la sacarosa (fructosa más glucosa) sea mejor absorbida que la fructosa por contener los dos azúcares. Sin embargo el sorbitol compite con la fructosa por el transportador de GLUT5.

El diagnóstico médico se hace a través del hidrógeno espirado. Cuanto mayor es el hidrógeno que se espira en la prueba mayor es el grado de intolerancia.

Los síntomas son muy diversos y generalmente se confunden con otras disfunciones digestivas.

La distensión abdominal, la diarrea, los gases, los mareos, borborigmos vómitos son los más comunes aunque puede llegar a cursar con pérdidas de peso y en la niñez retraso en el crecimiento

El tratamiento en este caso es disminuir la cantidad de fructosa y sorbitol.

Es muy importante que las personas que padecen esta intolerancia se fijen en las etiquetas de los envases como por ejemplo el sorbitol que vendrá indicado así: E420.

Es primordial que el paciente se observe y valore su estado después de un tiempo, tras la ingesta del alimento.  Otro dato a tener en cuenta es el punto de madurez de la fruta o la cocción de la misma. Al ser más madura hay más concentración de fructosa, algunos alimentos cocinados son mejor tolerados ya que bajan los niveles de fructosa.

Cuando se detecta la intolerancia a la fructosa es necesario retirar muchos alimentos que favorecen el tránsito intestinal, en ese caso vigilar si hay estreñimiento que podrá regular de una manera natural con las semillas de lino si no hay otras patologías digestivas asociadas.

En cualquier caso, si tienes dudas, ante una posible intolerancia a la fructosa, consulta con tu terapeuta o naturópata antes de someterte a ningún tratamiento o alternativas de alimentos. Él será quien mejor podrá guiarte y ayudarte.

Cati Palou

Cati Palou

Estoy enamorada de la salud y del bienestar.

Me he formado en naturopatía, acupuntura, restauración bioenergética, nutrición ortomolecular y muchas otras disciplinas más.

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